Adriana Filio
¿Cuántas veces la relación con mamá se convierte en una relación llena de expectativas, exigencias y enojos?, Comúnmente esperamos que mamá siempre sea amorosa, cercana, comprensiva. Nos creemos el cuento de la madre perfecta.
La relación con mamá es una de las relaciones que requiere atención, cuidado y comprensión. En consulta uno de los vínculos que más buscan las y los consultantes sanar es la relación con la figura materna.
Ser mamá se ha llenado de expectativas, de juicios. En muchas ocasiones somos las hijas quienes le colocamos esos prejuicios a las historias con nuestra mamá. Construimos una serie de deberías que terminan sintiéndose como una desilusión al ver que no se cumplen.
Debido a toda la complejidad del vínculo con mamá he pasado mucho tiempo trabajando en ello, en mi experiencia de sanación con la figura de mi mamá he podio ir recolectando algunos ejercicios que me han ayudado a cuestionarme y acercarme de una manera amoroso a ella. Debido al bienestar que he experimentado después de ir analizando con el paso de los años esta relación te compartirte algunos ejercicios que te pueden ayudar a reconstruir el vinculo con mamá desde el amor para ambas, observar, comprender y aceptar.
Visibilizar a mamá como un ser con sueños, virtudes, historias, miedos y posibilidades nos ayudará a sanar la relación con ella, mirarla como una persona en sus diferentes roles y etapas de vida. Conocer su historia personal y la relación con su madre nos ayudará a desmontar los prejuicios para mirarla desde la comprensión.
Es importante que comencemos a mirar quién era ella antes de embarazarse de nosotras, quien era más allá de ser nuestra madre, cuales eran sus aspiraciones y cómo se imaginaba en su papel de mamá, cuáles eran sus sueños de niña y adolescentes, saber que para ella ser madre también ha implicado una reconstrucción de su proyecto de vida.
La escritura es una técnica que nos ayuda a expresar aquello escondido y que nos cuesta trabajo aceptar o soltar por ello te sugiero que te dediques a escribir todo aquello que fue difícil para ti cuando eras niña, hazle saber a mamá que necesitabas de ella, si detectas que cuidaste de ella cuéntale que veías en ella que te hacia cuidarla, en esa misma carta escribe aquello que recuerdas recibiste de ella , sin juzgar si es poco, mucho, solo escribe lo que recibiste de ella y como eso que recibiste te ayudó en ese momento o ahora te está ayudando en la etapa adulta.
En terapia una consultante me comentaba que su mamá la había dejado cuando ella tenia 7 años y creció con su papá, en el ejercicio de escritura pudo reconocer que su ausencia le dio autonomía, cuando su mamá se fue la dejó a cargo de su abuela y de su padre, su mamá cuido en donde la dejaría, la consultante refirió lo mucho que había disfrutado de su abuela , de los cuidados que ella le daba que sin duda no hubiera disfrutado de la misma forma con la presencia de mamá, en la carta agradeció haber disfrutado a su abuela en sus últimos años de vida, refirió lo querida que también se había sentido y reconoció que después de años su mamá regresó por ella con el dinero que requerían para tener una cas propia. Es así como vamos sanando desde la comprensión y amor, mirando aquello que sí estuvo presente en la historia con mamá.
Es importante reconocer la independencia de mamá nosotros no sabemos lo que es mejor para ella, ella es la conocedora de su historia acompañemos sus decisiones de forma amorosa y desde nuestro lugar de hija/o, tu puedes mostrarle alternativas o algo nuevo pero es importante respetar su decisión. Ayúdala en lo que realmente te pide que lo hagas, hay necesidades que tú no puedes satisfacer.
Es importante responsabilizarnos de nuestro cuidado cuando somos adultas, dejar de culpar a mamá por lo que hizo o dejo de hacer, ser responsables de nuestro cuidado y amor propio es un acto de responsabilidad de nuestro ser adulta, aprender a maternarnos. Comprender que mamá nos ofreció aquello que podía darnos, en el momento que nos estaba criando, recibirlo con amor y agradecimiento.