Adriana Filio
Uno de los temas más complicados para la humanidad es la muerte. Existen muchos enigmas acerca de lo que sucede con nuestro cuerpo, mente, espíritu después de morir. Comúnmente esperamos que la muerte de nuestros seres queridos suceda en mucho tiempo ya que imaginar la vida sin su presencia se convierte en algo angustiante. Sin embargo, existen acontecimientos inesperados en los que la persona decide quitarse la vida. Esta muerte es aún más difícil de procesar.
Socialmente es difícil anunciar una muerte por suicidio, ya que ante eso existen muchos juicios alrededor Mientras que la familia atraviesa sentimientos de culpa, miedo, impotencia. El entorno que rodea a esa familia suele cuestionar, qué debieron hacer para que el suicidio no se consumara o si tenían que estar alertas del estado de ánimo de la persona suicida, escucharla o acompañarla más , entre otros factores. Dice la tanatología que la única persona responsable del suicidio es quien lo cometió, no existe nadie más ya que el o la suicida pocas veces pide ayuda.En una entrevista realizada a la fundadora de la AC “Que se escuche fuerte mi grito”, asociación dedicada a la prevención del suicidio, menciona que estando junto a su hijo, hablando con él, explicándole lo importante que era para ella y creyendo que él se estaba tranquilizando, se apartó de él 5 minutos porque tuvo que ir al baño. Él aprovechó ese momento para aventarse de la ventana. Cuando la persona suicida ha decidido hacerlo, lo hará.
La persona suicida ya no desea vivir como vive, ya no encuentra formas de sentir tranquilidad y satisfacción. Dice el maestro de la logoterapia, Víctor Frankl: “no escogemos lo que nos pasa, pero sí la actitud de cómo lo enfrentamos” y respecto al suicidio menciona: “ no es fácil afirmar si el suicida es cobarde o valiente, no se puede pasar por alto la lucha interna que procede al acto. No nos queda más que decir que el suicida es valiente ante la muerte y cobarde ante la vida”.
La persona suicida no puede mirar sus habilidades para enfrentar las situaciones abrumadoras en su entorno no cuenta con habilidades emocionales para enfrentar el dolor emocional. También existen personas con depresión que tienden a tener ideas de muerte debido a que dejaron de conectarse con el placer de la vida. A veces la familia no cuenta con las herramientas emocionales, información acerca de la salud mental o incluso solvencia económica por lo que no pueden acompañar o darse cuenta de señales que las y los suicidan estan mandando de forma inconsciente. Por ejemplo, desesperanza, pérdida de placer ante la vida, aislamiento.
Si hemos tenido situaciones de riesgo suicida, es importante conocer la suicidiologia, la cual es una rama de la psiquiatría que acompaña a las personas que han tenido intentos fallidos de suicidio o conductas suicidas. Además es necesaria una evaluación psiquiátrica y psicológica para poder tener un diagnóstico completo y sobre todo un proceso psicoterapéutico para poder retomar el sentido de vida, lo que nos arraiga a nuestra existencia.
Las familias que han tenido que enfrentar una muerte por suicidio, deben tener un acompañamiento tanatológico ante esa tristeza, acompañar y eventualmente sanar el dolor, sin olvidar que no son responsables de la elección de su familiar.
Es importante la revisión de la salud mental en todas las edades. Si observamos a un familiar, amistad que se ve desesperanzado o tú mismo te sientes así, puedes asistir a terapia y revisar tu estado emocional. Recordemos que recurrir a un tratamiento psicoterapéutico y/o psiquiátrico es muy importante sobre todo cuando existen diagnósticos como ansiedad, depresión, trastornos de la personalidad, ya que como cualquier enfermedad requieren un tratamiento y vigilancia.