¿Qué tienen que ver la película gringa y la obra fundamental del Siglo de Oro, descúbrelo en la nueva colaboración de Zagreo Yaco para Terra Sur.
Zagreo Yaco
Ya miré American Fiction y me gustó, pero al mismo tiempo me puso triste. La peli me agradó por hacer evidente el problema de pertenecer a una minoría y no tener voz. Ser únicamente lo que el otro quiere que seas.
Bajo la visión de la obra, las minorías, en este caso los afroamericanos, únicamente juegan a ser algo que la sociedad blanca les permite, porque en el fondo la diferencia racista encierra a los afroamericanos en una eterna inferioridad. Los valores, las vidas e historias de millones de personas se ven reducidas al molde consumible de la sociedad blanca norteamericana.
La más cruel de las verdades es que incluso en las minorías hay castas. El protagonista, el señor Monk, es un escritor y doctor en literatura. Posee una plaza en una buena universidad y tiene varios libros publicados. A pesar de todo eso se siente infeliz, sus libros no venden por ser demasiado intelectuales.
Es curioso que la representación del personaje principal, Monk, sea también la representación de lo que ha sucedido con la mayoría de escritores reconocidos mexicanos. La migración y los dólares han afectado a los escritores, quienes ven en las universidades gringas una oportunidad de ser valorados y pagados. Sin embargo, como lo refleja el malestar de Monk, toda esa literatura corre el riesgo de ser un empaque elegido no necesariamente por sus autores.
Varios de los libros que actualmente venden más y son ahora canónicos provienen de la visión de los editores norteamericanos. La prioridad de los temas es elegida por individuos que ostentan una superioridad estética y crítica. Nada más alejado de la realidad.
Por eso la peli me puso triste. El sueño del protagonista, el señor Monk, de ser reconocido, es el sueño de la mayoría de los escritores. Saber que ese sueño está limitado a quienes aceptan interpretar el papel que la sociedad de consumo les impone es por lo menos perverso. En este sentido la película no alcanza a reflejar las diversas dinámicas que existen en el mundo literario y su consumo. Se limita a hablar del éxito y reconocimiento en términos de dinero. De ahí que su crítica sea más redonda cuando apunta al mundo hollywoodense.
Para no cerrar amargamente debo confesar que la parte quijotesca de la peli me agradó. La peli está llena de referencias a la obra de Cervantes: hay pinturas, libros, personajes y elementos que revelan que El Quijote es la obra en la que se apoya American Fiction para desarrollar su propuesta narrativa: la metaficción. En ambas obras, con siglos de diferencia se ocupa el mismo elemento: el autor nos dice que la obra no es suya para poder decir lo que con su propio nombre no se atrevería a contar.