Marilyn Cote y las astromelias

Zagreo Yaco

Me entero que hay una editorial oaxaqueña con 120 títulos publicados, premios en España y que incluso convocó un premio de poesía joven. Leo la nota y me doy cuenta que no tiene firma. También es curioso que al hablar de la editorial en cuestión no se hace referencia a quiénes o quién la dirige. En cambio, hablan de un autor con supuestos premios en México y Europa.

No faltaron más que tres consultas en internet para descubrir que la mayor parte de la información es falsa. No hay premios, no hay 120 títulos, no hay libros vendidos en España, ni se cumplen 15 años de una supuesta feria en la Central.

La pregunta evidente es por qué el editor de cultura permitió la difusión de dicha nota.
La respuesta evidente es que los editores nomás están de adorno en los periódicos de Oaxaca.

El caso más cercano con el que puedo comparar la invención de esta supuesta editorial independiente es el de Marilyn Cote. La mujer que dijo ser espía de la CIA y que podía curar la depresión en minutos, parece ser la mente maestra detrás de esta casa editorial oaxaqueña que disfruta de las mieles del éxito en México y el mundo.

Como acto de ficción me quito el sombrero. Vivir la vida de un farsante, construir la identidad de un escapista me resulta seductora. Por eso escribo libros y por eso disfruto como autor imaginando otras vidas. Pero, llevarlo al mundo real y con ello lucrar o pedir un respeto que no se merece, me parece peligroso y dañino; ya que una nota en un periódico popular son suficientes para seguir manteniendo un fraude.

Históricamente el mundo del arte y las letras ha sido señalado por estar inundado de farsantes y falsificadores. A quienes por el hecho de ir a todas las presentaciones o de haber estudiado un semestre de literatura en alguna universidad privada, se les sube a la cabeza que merecen reconocimiento o distinción, nada más falso.

Aunque en Oaxaca la industria editorial es más que raquítica, no faltan buenos editores y escritores con reconocida experiencia. A quienes han padecido para lograr publicar un libro y no se han dejado seducir por la precaria necesidad de pegar hojas con resistol y venderlas como libros de artista; a quienes han invertido y puesto en juego su reputación por entregar libros de calidad; a quienes en verdad crean el pequeño mundo editorial oaxaqueño, reciban desde este espacio un necesario reconocimiento.

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